martes, 6 de junio de 2017

CINDERELLA FÚTBOL

Así como en la vida, en el fútbol todo tiene un comienzo, un despertar, un momento “Eureka”, que sirve de trampolín y de sustento para el futuro.

Ha pasado con el Ajax (Mitchell), Barcelona (Cruyff), Real Madrid (Di Stefano), Brasil (Pelé), Argentina (Menotti), y ahora Venezuela, que ya no es más la Cenicienta (Richard Páez).



No me quiero olvidar de muchos entrenadores que hicieron un gran trabajo por el fútbol Venezolano en sus horas más difíciles, gente como Pedro Castro, Waldemar Costa, Nerio Hernández o Lino Alonso (seguro me dejo alguno fuera), sembraron mucho fútbol para intentar levantar a la que era la “Cenicienta del fútbol”. Sin embargo, tengo la sensación de que,  quien dio el verdadero cambio fue Richard Páez.



Cuando se hizo cargo de la selección nacional (Durante las eliminatorias al mundial de Francia 1998), no solo logró que los resultados cambiaran, no sólo fue la primera vez que se ganaron en la eliminatoria unos cuantos partidos (si mal no recuerdo, se llegaron a ganar cuatro partidos seguidos, incluida una histórica victoria en Santiago, que fue la primera como visitante en la historia de la selección vinotinto), también comenzó un amor diferente por el deporte rey en la patria de Bolivar. Los estadios comenzaron a llenarse, los clubes se profesionalizaron, las academias y colegios (donde se practicaba mayoritariamente el fútbol), aumentaron de forma llamativa la cantidad de niños practicando el fútbol y por ende se contrataron mejores entrenadores. Pero en mi opinión Richard cambió sobre todo la mentalidad, comenzamos a jugar sin complejos, con ilusión y sueños, sin temor.

En Venezuela siempre hubo talento, la cantidad de descendientes españoles, Italianos y Portugueses, garantizaban que hubiese pasión, pero la falta de infraestructura y de un proyecto común era lo que predominaba, ver jugadores Venezolanos en el fútbol extranjero era muy difícil (Añor, Socorro, Rivas, Baena, Tortolero, De Ornelas, son de los pocos que recuerdo que pudieron triunfar fuera de Venezuela). Richard cogió el testigo de Castro y Alonso, que eran quienes más trabajaban por el fútbol base (Olvido muchos que fueron como Castro y Alonso en el interior del país), y dio identidad, dio sentimiento de pertenencia, y dio mejores infraestructuras. Comenzaron así los Arango, Rosales, Rondón, Miku a triunfar en las ligas de mayor prestigio. Ahora ya no los puedo nombrar, son cientos de futbolistas venezolanos triunfando en el exterior.


Al final de la etapa Páez, se dio una continuidad inteligente, Cesar Farías mantuvo esa identidad, y los que fueron jugadores de la generación Páez, ahora cogen el testigo y son capaces de mejorarlo.

El hecho de que ahora existan muchos y muy buenos jugadores en Venezuela, no es casual. Los entrenadores se han formado, yo conocí personalmente a José Hernandez (actual seleccionador sub-17), y luego de más de 18 años fuera de Venezuela, trabajando en España y Noruega, no he conocido a ningún entrenador con los conocimientos de José, ni su pasión, ni su constancia en estudiar y en superarse (y ojo que trabajo y he trabajado con entrenadores muy buenos). Estoy seguro que hay muchos Hernández, muchos Dudamel, Muchos Páez hoy en día trabajando por el fútbol Venezolano.



Los frutos de todo esto, lo estamos viendo en el mundial sub-20, Venezuela está entre los cuatro mejores del mundo, y solo es un comienzo. En los sudamericanos ya Brasil y Argentina no nos golean, de hecho, Brasil no clasificó al mundial y Argentina quedó apeada en la primera ronda de grupos.

Para el próximo mundial (Rusia 2018), ya Venezuela no podrá clasificar, pero las bases están sólidas para que en Qatar 2022 sea por fin la primera vez que se clasifique a un mundial, y seguro para ser protagonistas.




Enhorabuena, y desde la distancia, me siento totalmente orgulloso de ser un representante más del fútbol Venezolano.