jueves, 26 de noviembre de 2020

Será Eterno


Cuando yo tenía 5 años, Maradona fue descartado por Cesar Luis Menotti para jugar el mundial de 1978, de eso ni me enteré, así como tampoco de cuando Argentina ganó el primer mundial juvenil (Sub-20) de la historia de la mano del crack argentino.

Sin embargo, si tengo muy presente lo que fue sucediendo después a lo largo del tiempo. Maradona fue para mi un referente, un ídolo. Yo jugaba al fútbol y quería ser como el, lo imitaba e intentaba simular sus acciones (ya se, era un ingenuo, pero ¿Quién no lo es cuando es un niño?).

Recuerdo que lloré como un niño (de hecho, lo era), cuando lo expulsaron ante Brasil en el mundial de España 82, así que aprendí sobre el fracaso y de la empatía, ya que aunque el fracaso fue de otros, lo sentí como propio.

Recuerdo que salté de alegría, cuando le vi levantar la copa en Mexico 86, disfruté verlo triunfar y de cada acción suya durante dicho mundial (Sin duda la mejor actuación individual de la historia de los mundiales), aprendí que la felicidad no siempre depende de uno, y que uno puede levantarse del fracaso para alcanzar la gloria.

Recuerdo estallar en ira durante la final de Italia 90, sentí una gran impotencia, aprendí que la vida puede ser injusta, al menos desde mi parcial punto de vista. Recuerdo muy bien el día siguiente, cuando después de entrenar, ir a la Universidad (Sin haberme aún recuperado de la derrota) y encontrarme a mi mejor amiga del momento, quien me dice “Que bueno que ganó Alemania” ¿Cierto? Pobre, creo que la ajusticié con la mirada, ¿Quién diría que sería la mujer de mi vida?

Me decepcioné mucho cuando lo suspendieron por primera vez, aprendí a ser tolerante y que nadie es perfecto.

Sentí un gran dolor cuando “le cortaron las piernas” en el Mundial USA 94, recuerdo estar eufórico, después de las dos primeras jornadas daba la sensación de que Diego conduciría nuevamente a la selección Argentina a la gloria, sin embargo tengo muy marcado como mi familia escondió todos los periódicos para que yo no leyera la noticia, el golpe para mi fue devastador. Aprendí lo efímera que puede ser la alegría y a valorar cada instante de la vida.

En mi camino a formarme como entrenador tampoco pude o supe alejarme de su figura. En uno de los cursos internacionales que hice, coincidí con Julio “El vasco” Orlarticoechea, quien jugó tres mundiales al lado de Maradona, recuerdo que nos quedábamos muchas horas después de clases a que nos contara algunas anécdotas de sus experiencias con el “Diez”, para mi fue extraordinario.

Como cosas de la vida y casi sin quererlo, disfruté de la experiencia de hacer unas pasantía como entrenador en la AA Argentinos Jr, el club donde Maradona se formó y debutó como profesional, la experiencia de conocer los espacios donde Maradona jugó, sus formadores/entrenadores, su influencia dentro del club y en todo el país, me hicieron respirar un ambiente de fútbol increíble, inimaginable para mí en aquel momento.

Durante toda mi vida he leído libros sobre su biografía, visto películas, documentales, escuchado un sinfín de canciones dedicadas a él, y aún me emocionan. Jamás he visto a un ser humano relacionarse tan bien con un balón y con tantos contrastes en su vida.

Ayer no lloré, pero siento un pequeño vacío, nunca le conocí, ni siquiera estuve cerca, pero creo que parte de la estupidez humana (al menos la mía), es creer que sí, que hasta hablamos muchas veces, compartiendo anécdotas.

Solo tengo que dar gracias porque lo pude ver jugar (Soy de la generación de privilegiados que lo vio a él y ahora a Messi).

DEP: Diego Armando Maradona.